¿Cuántas veces hemos apostado por un proyecto o por alguien y sentimos que las cosas no resultan como esperábamos?
Es aquí donde entra en escena la decepción, una de las emociones más dañinas para la MTC. Cuanto mayor es el vínculo y la confianza con la otra persona y cuanto más concreta sea la expectativa, si no se cumple, mayor será la decepción.
Pero tenemos que ser conscientes que lo que realmente nos decepciona no es la otra persona o el acontecimiento en sí mismo, sino las expectativas que nosotros nos habíamos marcado. Tal vez nos estemos relacionando con personas a las que no vemos en realidad tal y como son, sino tal y como creemos que son o tal y como querríamos que fueran.
La medicina occidental lo puede ver como una lección de vida que recibimos y que nos ayuda a abrir los ojos y darnos cuenta de en qué o quién hemos invertido nuestras ilusiones y energías. Es un mal trago que hay que pasar y normalmente somos completamente capaces de sobreponernos.
Pero nadie puede negar que hay un antes y un después de una decepción. Quien la ha recibido marca distancias, pierde la confianza, deja de apostar y se coloca a la defensiva. La decepción va acompañada de otras emociones como el enfado, la rabia, la frustración, la tristeza por el hecho de sentirnos engañados…
Cada vez son más los pacientes que llegan a la clínica y confiesan estar cansados, apáticos, sin energía y también incluyen la palabra “decepcionados”, por el trabajo, por los hijos, por algún familiar cercano, por amigos, por la situación que estamos viviendo en la actualidad…
Para la MTC las emociones son estímulos mentales que alteran la circulación del Qi y agitan la mente (Shen), rompiendo el equilibrio de los órganos internos. En condiciones normales no son causa de enfermedad, todo el mundo en algún momento de su vida sentirá preocupación, miedo, tristeza… Las emociones sólo llegan a convertirse en causa de enfermedad cuando son duraderas y muy intensas.
La Medicina China habla de la alegría (Corazón – Fuego), ira (Hígado – Madera), reflexión (Bazo – Tierra), tristeza (Pulmón – Metal) y el miedo (Riñón – Agua).
Y aquí viene la gran pregunta: ¿Dónde colocamos la decepción? ¿A qué órgano afecta? ¿Por qué la MTC la considera una de las emociones más dañinas?
La respuesta es sencilla, es una de las emociones más dañinas porque afecta a varios órganos. Cuando la decepción irrumpe en nuestras vidas, el primer golpe se lo lleva el Hígado. La ira, el resentimiento, la irritabilidad, la frustración, son emociones que la MTC relaciona con este órgano. Como dijo el filósofo Cheng Hao (1032-1085): “Entre las emociones humanas, la ira es la más fácil de provocar, pero la más difícil de controlar”. El Hígado es considerado el “General”, está al mando del cuerpo y trabaja muy duro para mantenernos sanos, deshaciéndose de lo que no necesitamos. De hecho, es el principal órgano de desintoxicación de nuestro cuerpo.
La palabra “Hígado” los chinos la representamos con el siguiente símbolo 肝 (carne que actúa). Cuando sufrimos una decepción, en el cuerpo empieza una lucha y todas las toxinas intentan liberarse. Pero si el Hígado está bloqueado y no puede realizar su función, se genera rabia contenida, que es como un veneno del que no podemos liberarnos. La rabia hace subir la bilis y aparece un sabor amargo en la boca, nuestros ojos, cara y cuello empiezan a enrojecer, provocando también dolores de cabeza.
A continuación, entra en escena el Pulmón, otro órgano que también se ve afectado por la decepción. El Pulmón según la teoría de los 5 elementos domina al Hígado (el metal domina la madera). El Pulmón es considerado el “Ministro”, controla la energía y la distribuye por todo el cuerpo. Emocionalmente, los Pulmones van asociados a la tristeza, la pena, la aflicción,… Los Pulmones intentarán suavizar la cólera reprimida. Si existe un bloqueo como sentimientos o agresividad interior no expresada, pueden aparecer eccemas, urticarias, asma,…
Y la cosa no queda ahí, también el Corazón se verá afectado por la decepción, porque tal y como explicó la MTC hace ya miles de años, todas las emociones le afectan. El Corazón es considerado el “Emperador” del cuerpo, representa la conciencia y la sabiduría, puesto que es el órgano que alberga el “Shen”. Es el encargado de regular la actividad mental, la memoria, el pensamiento y por supuesto, las emociones. Cuando existe un desequilibrio pueden presentarse palpitaciones cardíacas, angustia, excitación incontrolada, vulnerabilidad en las tensiones cotidianas, trastornos del sueño…
No dejemos que la decepción nos lleve a un callejón sin salida. ¿Cómo está nuestro Corazón? ¿Y nuestro Hígado? ¿Y nuestros Pulmones? Si están equilibrados y están funcionando bien, sabremos manejar la decepción.
Tal y como dicen, “la decepción es un martillo que te golpea; si eres de cristal te romperá, pero si eres de hierro, te forjará”.