Adondequiera que vayas, ve con todo tu Corazón – Confucio
Hace unos días leí un artículo en el periódico “La Vanguardia” que llevaba por título “Un desengaño amoroso puede romper tu corazón literalmente.” El artículo explicaba que los daños podrían ser irreparables y todavía no se había encontrado la cura. Según un estudio realizado por la British Heart Foundation (BHF), un desengaño amoroso podría producir cicatrices físicas irreversibles.
La investigación, publicada en el Journal of American Society of Echocardiography, explicaba que cuando alguien sufre estrés emocional causado, por ejemplo, por la pérdida de un ser querido, algunas partes del corazón se llenan de pequeñas cicatrices que hacen que el músculo pierda elasticidad y que no se contraiga correctamente. Los síntomas que producen estas fisuras son parecidos a los de un ataque al corazón y sus consecuencias pueden ser similares. Tras el estudio, “se han empezado a buscar tratamientos” para evitar que los corazones rotos se queden así para siempre.
El artículo me pareció muy interesante y seguro que más de uno se debió quedar bastante preocupado después de leerlo. Parece ser que los investigadores, desde hace unos años están comenzando a reconocer hechos que la antigua Medicina China hace miles de años ya daba por hecho.
En el Huang Di Nei Jing, la obra escrita más antigua y de mayor importancia de la Medicina Tradicional China que fue compilada a lo largo de 2.200 años durante el período de los Reinos Combatientes (475 – 221 a.C., ya se reflejaba claramente la idea de que todas las emociones afectan al Corazón:
“La preocupación agita al Corazón y tiene repercusiones sobre los Pulmones; la reflexión agita al Corazón y afecta al Bazo; el enfado agita al Corazón y tiene repercusiones sobre el Hígado; el miedo agita al Corazón y tiene repercusiones sobre los Riñones. Por tanto, las cinco emociones incluida la alegría, afectan al Corazón”.
La pérdida de un ser querido, un desengaño amoroso, una fuerte discusión…, y parece que todo se detiene. El corazón empieza a latir con más fuerza, sentimos un dolor en el pecho, y parece que el aire no puede entrar en nuestros pulmones, nos quedamos fríos, y apenas podemos articular palabra, los músculos del sistema digestivo se encogen, y sentimos un nudo en el estómago… Síntomas similares a los de un ataque cardíaco. Podemos decir que nos han roto el corazón…
Y es que el corazón es mucho más que un órgano, y sus latidos nos transmiten algo más que el ritmo cardíaco. En la MTC, al Corazón se le llama el Emperador, gobierna los órganos y vísceras, alberga el espíritu y controla las emociones. El Corazón representa el Fuego dentro de los 5 elementos y se caracteriza por una energía expansiva que tiende a elevarse y a propagarse con rapidez. Cuando una determinada reacción emocional es repentina y explosiva, o cuando se prolonga hasta hacerse crónica, acaba desencadenando un desajuste energético en todo el organismo.
El Corazón es la morada del Shen, la Mente, el Espíritu o Consciencia.
“El espíritu es el amo del cuerpo, de la misma manera que un señor es amo de sus territorios. Un espíritu inquieto no es capaz de cuidar de su cuerpo y éste, si no está guiado por el espíritu, vaga extraviado por el camino de la muerte. Sin embargo, un espíritu sereno que guía con tranquilidad al cuerpo, es el guardián de la salud y la longevidad.” Chin Kang (siglo IV)
Co-Director y Profesor de la Escuela Li Ping de Acupuntura y MTC
Catedrático de la World Federation of Chinese Medicine Societies (WFCMS)