LAS CAUSAS DE LA NEUMONÍA SEGÚN LA MTC
El día 12 de Noviembre se celebra el Día Mundial contra la Neumonía. Esta enfermedad afecta tanto a niños como a adultos y es una de las infecciones que provoca mayor número de ingresos hospitalarios. La neumonía es un tipo de infección respiratoria aguda que afecta a los pulmones. Éstos están formados por pequeños sacos, llamados alvéolos, que en las personas sanas se llenan de aire al respirar, logrando transmitir el oxígeno a la sangre y desechando el dióxido de carbono. Los alvéolos de los enfermos de neumonía están llenos de pus y líquido, lo que limita la absorción de oxígeno y hace dolorosa la respiración.
La mayoría de los casos de neumonía son provocados por diversos microorganismos, entre los que se incluyen virus, bacterias, hongos y parásitos. A menudo, la neumonía comienza después de una infección de las vías respiratorias superiores, un resfriado, un dolor de garganta, una faringitis, una gripe…
Pero podemos preguntarnos, ¿todo contacto con virus o bacterias deriva en enfermedad? ¿Por qué en cualquier epidemia infecciosa hay personas afectadas, mientras que otras no muestran ningún síntoma a pesar de estar en contacto con los mismos virus, en el mismo lugar y en condiciones similares? Está claro que lo que nos hace enfermar va más allá de los temidos virus y bacterias, aunque para la medicina convencional, ésta sea la única causa de las enfermedades infecciosas.
¿Qué dice la MTC sobre este tema? Lo he repetido en todos los artículos que he escrito y seguiré haciéndolo. Cualquier enfermedad, sea o no infecciosa es producto de una forma de vida desequilibrada, una mala alimentación, un sistema inmunológico debilitado, tensiones, preocupaciones,… Para la MTC las enfermedades respiratorias no son ni más ni menos que diferentes combinaciones de una serie de síntomas: fiebre alta, escalofríos, dolor intenso en el costado afectado del tórax, tos, expectoración, dificultad respiratoria,… Síntomas que manifiestan el intento del organismo para librarse de las sustancias tóxicas acumuladas a lo largo del tiempo en el cuerpo.
El pulmón es un órgano estrechamente relacionado con la eliminación de toxinas del cuerpo,junto con el intestino grueso. Es uno de los órganos más susceptibles al mundo exterior y suele reaccionar muy fácilmente a los cambios climáticos. Se encuentra en primera línea de defensa del organismo. Gobierna la relacióninterior-exterior a través de la piel y tiene la capacidad de protegernos de los a factores patógenos externos. Cuando el cuerpo está intoxicado y el pulmón débil o en desequilibrio, el cuerpo empieza a acumulardesechos y sustancias innecesarias provocando ciertos síntomas como piel seca, caspa, poros dilatados, puntos negros, mucosidades, flatulencias, problemas intestinales, asma, alergias, problemas pulmonares, tos, gripe, catarro, enfisema pulmonar, etc.
Pensémoslo detenidamente. Un germen, una bacteria, un virus…, no pueden ENTRAR E INSTALARSE en nuestro cuerpo sino les dejamos la puerta abierta y les damos las condiciones idóneas para ello. Estos microorganismos se alimentan de sustancias de desecho (moco, flemas, pus…).
Por otra parte, al ser el pulmón el encargado principal de hacer circular la energía (Qi) por el cuerpo, otros síntomas que pueden presentar cuando está intoxicado o funciona deficientemente son: apatía, cansancio excesivo, falta de ánimo, pesimismo, pena, tristeza, melancolía, ansiedad, depresión… La MTC nos dice que una persona que sufre emocionalmente no puede estar sana. La persona triste deja caer la columna vertebral, comprimiendo los pulmones que no tienen capacidad para expandirse. La ansiedad, la angustia, el miedo, la preocupación…, van acompañados siempre de un bloqueo del diafragma, el músculo de la respiración. La ansiedad y la angustia continuas dan lugar a una respiración agitada, superficial, entrecortada y muchas veces el propio organismo intenta equilibrar la respiración mediante suspiros.
¿Y qué son los suspiros? ¿Qué nos están indicando? Según un estudio llevado a cabo por la Universidad de Oslo, las personas suspiran cuando se encuentran experimentado emociones negativas, tales como la decepción, sentimientos de derrota, frustración, nostalgia, tristeza… El suspiro se dispara como respuesta inconsciente cuando es necesario inflar los alvéolos, ya que ayuda a expandirlos y facilita la respiración. La tristeza, la pena, la melancolía, toda esta gama de sentimientos daña los pulmones.
Las personas que experimentan estas emociones presentan una respiración breve y superficial, negándole el oxígeno a los pulmones, que entonces se vuelven sensibles a las infecciones. El cuerpo hace intentos para corregir esto, por eso las personas tristes suspiran mucho. Es la forma en que el cuerpo trata de obtener el aire que tanto necesita y que no obtiene por medio de una respiración normal. Respirar con dificultad o incluso con sensación de ahogo es el sello característico de las enfermedades respiratorias. Y es que esta sensación de no poder respirar bien… ¿No es acaso una de las sensaciones más desagradables que puede experimentar el ser humano?
El recién nacido entra en el mundo a través de su primera respiración y dejamos el mundo con la última, lo que llamamos “el último aliento”. La respiración es la fuente de energía vital que nos mantiene vivos. Inspiramos y expiramos aproximadamente unas 22.000 veces por día, y para ello son necesarios los pulmones, las costillas, los músculos entre las costillas, los del cuello, los pectorales, los abdominales, el diafragma, aparte de venas, arterias y los tejidos que envuelven la estructura. Todo eso se mueve constantemente sin que lo percibamos. El cuerpo es una máquina perfecta y nuestro gran aliado para que manifieste aquello que decidimos no expresar y que está dentro y hace daño.
Cada parte del cuerpo representa una parcela en nuestra vida, según la MTC en los pulmones guardamos nuestras penas, angustias y tristezas. ¿Cuántas cosas decidimos callar por miedo a que nos vean vulnerables? ¿Cuántas penas retenemos por no herir a los demás? ¿Sentimos un nudo en la garganta que no nos deja vivir? ¿No encontramos nuestro espacio y nos sentimos perdidos? Los pulmones representan la capacidad de comprender e inspirar la vida.
Y así comienzan los primeros síntomas, con un simple resfriado. No dejemos que vaya más allá. Una persona puede estar sin comer, consumiendo el cuerpo sus propias reservas durante unas semanas, puede estar unos días sin beber, pero solamente unos pocos minutos sin respirar. Esto nos muestra claramente la importancia de una buena respiración.
¿Qué podemos hacer para recuperar las funciones del pulmón y fortalecerlo? En primer lugar, escuchemos todas las señalas que nos envía el cuerpo. Todas aquellas sustancias ingeridas que no metabolizamos adecuadamente se convierten en cuerpos extraños para el organismo obstruyendo las funciones básicas y generando toxinas. Así pues, una buena alimentación es fundamental para limpiar el cuerpo y ayudar a reparar y restaurar sus funciones vitales.
En los tratamientos que utilizamos en la MTC siempre partimos desde:
- PREVENCIÓN-VIGILANCIA: tonificando el Bazo y el Estómago
- DEFENSA: aumentando la inmunidad y eliminando los trastornos emocionales (Pulmón)
- RECUPERACIÓN: tonificando los Riñones ya que son los encargados de generar y almacenar la energía vital del organismo
No olvidemos que la entrada en nuestro cuerpo de cualquier agente patógeno depende de la predisposición del cuerpo a admitirlos.
“La respiración se origina en la mente. Cuando la mente está tranquila, la respiración es armoniosa…”. Chen Hsu-Pai, Maestro del Tao (siglo XIV)
Co-Director y Profesor de la Escuela Li Ping de Acupuntura y MTC
Catedrático de la World Federation of Chinese Medicine Societies (WFCMS)